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Trama Urbana
La Plata, domingo 17 de mayo de 2009
19
un chacal?
de haber violado y asaltado a una joven
de 26 años en Tolosa. La víctima tiene
ahora 36 y quien formuló el planteo es el
doctor Cristian Hugo Pettorosso, que la
representa en el juicio oral que se venti-
la ante el Tribunal Oral IV de La Plata.
En un alegato sin precedentes, el par-
ticular damnificado solicitó una conde-
na de entre 20 y 25 años para el imputa-
do y “bregar en la sentencia por una
pronta reforma legislativa al Código Pe-
nal, a fines de incluir en el artículo 119
(delitos contra la integridad sexual), la
figura de castración por método químico
y/o la amputación del pene por método
quirúrgico para el caso de violadores se-
riales, como el tratado en el marco de es-
te debate”.
Si a Fritzl se lo bautizó “el chacal de
Austria” y a su presunto émulo local “el
chacal de Mendoza”, Pettorosso no dudó
en calificar a quien habría atacado a su
clienta como “el chacal de La Plata”.
Quien está en el banquillo enfrenta car-
gos gravísimos (además de someter a la
chica, robarle y dejarla desnuda y atada,
simuló fusilarla) y tiene múltiples ante-
cedentes por delitos sexuales.
La pregunta, entonces, es válida. ¿A un
chacal se lo “cura” castrándolo?
“La historia confirma que es una
lesión grave e inútil”, sentencia el psiquia-
tra forense Mariano Castex, recordando a
los “eunucos, que mantenían relaciones
sexuales con las mujeres de los sultanes”.
“De la castración química se habla des-
de la década del ‘30 - continuó-, pero es-
tá demostrado científicamente que no
sirve de nada. Aunque a alguien le sa-
quen los testículos, la libido sigue intac-
ta, porque el problema es el esquema
psíquico”.
Para este especialista, la propuesta
“tiene más que ver con un avance de la
venganza sobre la justicia”. Y otros opi-
nan igual.
Por Claudio Mazaira (*)
Sin perjuicio del respeto que
merece el abogado del particu-
lar damnificado (Cristian Hugo
Pettorosso), y lo aberrante del
delito en cuestión; considero
totalmente inapropiado,
improcedente e inadecuado, el
pedido formulado respecto de
la castración química o ampu-
tación del pene del imputado;
dentro del marco del alegato y
acusación, en un juicio oral.
Lamentablemente considero
que utilizó esa instancia para
intentar lograr un rédito me-
diático, lo cual no se condice
con la debida defensa de los
intereses de la víctima.
Si en realidad pretende el le-
trado una modificación legisla-
tiva, debe realizar el trámite
correspondiente, presentando
un proyecto de ley para su de-
bate, y no utilizar el juicio co-
mo una tribuna.
Más allá de ello, considero
que la castración o amputación
del pene no es la solución. La
violación no tiene únicamente
una motivación sexual sino que
es un acto de poder; el proble-
ma pues, no está solo en la libi-
do del delincuente; y por lo
tanto su eliminación no necesa-
riamente tiene un impacto fa-
vorable en el modo en que és-
te se relacionará en el futuro
con la sociedad.
Quienes violan no sólo lo ha-
cen con el pene, sino que lo
pueden hacer con cualquier
otro instrumento, ya que la
disposición de vulnerar y cau-
sar daño, está también en la
mente y en la conciencia del
mismo.
No existe una solución mági-
ca, por lo tanto lo que se debe
hacer es ser muy estrictos en el
cumplimiento de la condena
que se le impone, los benefi-
cios que se le otorgan, y un se-
guimiento psiquiátrico conti-
nuo durante toda su condena,
lo cual lamentablemente el
Servicio Penitenciario no hace;
y el juez de ejecución controla
aún menos.
(*) Abogado.
“La solución es un seguimiento
psiquiátrico continuo”
O
PINION
Por Mariano Castex (*)
Se debe tener en cuenta que hay al
menos cuatro perfiles de violadores.
Están los ocasionales, que cometen el
abuso para mostrar su machismo,
por falta de control o por estar
drogados o borrachos. Los inseguros,
que son aquellos tímidos que buscan
reafirmar su masculinidad a través de
una relación sexual forzada.
En tercer término figuran los ven-
gativos, que violan por odio. Y los
más temibles, aunque no son tantos
como parecen: los sádicos o psicópa-
tas. Estos padecen una patología se-
ria, porque gozan y logran el orgas-
mo con el sufrimiento del otro.
Es que el sexo tiene su base en el
psiquismo y es en la mente donde se
debe trabajar para solucionar el pro-
blema.
Lejos de buscar respuestas en la
castración química o anatómica, sos-
tengo que los violadores no sádicos
son recuperables. Con algunas medi-
das correctivas sociales pueden cu-
rarse. Para los psicópatas, la solu-
ción parece estar en el encarcela-
miento y un tratamiento de conten-
ción profundo.
(*) Especialista en Psiquiatría y
Psicología Forense y docente de la
Universidad Nacional de Buenos
Ai
res.
Perfiles y clasificaciones
O
PINION
El martes 12 de mayo, el Tribunal
Oral en lo Criminal nº 2 de San Mar-
tín condenó a
Guillermo Irineo Mar-
tínez
a la pena de 31 años y siete
meses de prisión, por haber violado
a seis mujeres, entre junio y octubre
de 2006, en Pablo Nogués.
Las atacaba luego de tentarlas con
falsos ofrecimientos de empleo.
Las víctimas estuvieron en el juicio,
quedaron conformes con el fallo y
al terminar la última audiencia una
dijo: “El ya está preso. No puedo
pedir más”.
La condena
Por Patricia Martínez Llenas (*)
El acto violento sexual responde, en general, a
la necesidad del delincuente sexual serial de rea-
firmar su poder en el sometimiento de la víctima
que siente que lo ha traicionado.
El acto violento viene a compensar
o reafirmar su dominio (superiori-
dad sexual) frente a la inseguridad
sobre su capacidad que lo tortura.
Y por otro lado, a lograr una
gratificación orgásmica libidinal
en el sometimiento. Es como la
solución última del violador frente
a su conflicto para obtener placer
orgásmico.
Las motivaciones más comunes
que se observan en los delincuen-
tes sexuales seriales para la ejecu-
ción del acto agresivo, según la personalidad del
agresor, son: la hostilidad, donde el agresor em-
plea por lo general más violencia de la necesaria
para consumar el acto, de modo tal, que la exci-
tación sexual es consecutiva de la propia exhibi-
ción de fuerza, al tiempo que es una expresión
de rabia hacia al agredido. Debe infringir daño
físico a su víctima para lograr excitación sexual.
Otra motivación es la afirmación. El agresor
dependiente utiliza la violencia para afirmar su
poder en un intento de elevar su autoestima.
Cuando se trata de un minusva-
lente sexual vemos que se impo-
ne como meta la posesión sexual
violenta de su víctima como for-
ma de compensar la frustración
que siente y vive.
Teniendo en cuenta lo anterior-
mente dicho, es para reflexionar
que el tipo de medida considera-
da como castración -sea química o
real- no rozará el nudo del com-
plejo agresivo del delincuente se-
xual, ya que como vimos es el do-
minio, control y maltrato hacia la
víctima la fuente de su excitación sexual, por lo
que tenga, o no, pene, pasa a ser secundario,
podrá seguir violando con un arma o sustituto
siempre que medie el poderío y la dominación
agresiva sobre la víctima.
(*) Psiquiatra forense.
“La castración no soluciona el
complejo agresivo del violador”
O
PINION
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